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Mostrando entradas de agosto, 2019

CUERPOS CELESTES

Érase una vez un planeta y un satélite que se querían mucho y viajaban juntos por la galaxia. Pero había algo que les hacía distintos y especiales porque, extrañamente, era el planeta el orbitaba alrededor del satélite.  Cierto es que los planetas, satélites y cometas con los que se cruzaban de vez en cuando, se quedaban sorprendidos al ver un planeta dando vueltas alrededor de su satélite, pero esto les hacía sentirse aún más especiales. Pasaban el tiempo charlando, inventando juegos y contando historias. Cuando les caían pequeños meteoritos, se reían por las cosquillas, y si alguna vez les caía uno grande, se consolaban mutuamente hasta que se les pasaba el dolor.  Estuvieron mucho tiempo viajando juntos por el universo, ellos dos solos, y contemplaron los fenómenos más impresionantes, siempre uno cerca del otro y sintiendo que el amor les unía cada día un poco más. Había incluso algunas veces,  cuando sus órbitas alcanzaban el punto más próximo, que sentí...

LA PEQUEÑA PIZPIRETA

La pequeña Pizpireta, y su prima Tarambana, bajan por la escalera,   un sábado en la mañana. Guardaron ya sus juguetes, estudiaron la lección, se cepillaron los dientes, limpiaron la habitación. Bajan cantando y bailando, están la mar de contentas Pizpireta, dando brincos Tarambana, volteretas. Vuelan sobre el primer tramo, lo superan de un gran salto y aterrizan con estruendo, en el rellano del Cuarto. Al oírlas, se acerca rauda, curiosa, Doña Cotilla, de puntillas a la puerta a fisgar por la mirilla. Tiene un perrito pequeño, bien llamado Zascandil, que aprovecha su descuido, para morderle el mandil. Ya se alejan las dos primas bajando el siguiente tramo saltando como las liebres, corriendo como los gamos. En el Tercero vive un señor, de nombre Don Zalamero, que las saluda y sonríe mientras se quita el sombrero. “Buenos días, señoritas. ¿A dónde van tan deprisa?” “Vamos a jugar al parque." L...

LA ABUELITA MARTINA

En una pequeña aldea que descansa junto al mar vive la abuela Martina en blanca casa de cal. Tras la casa está el jardín con la generosa higuera, dulces flores de jazmín y una graciosa chumbera. Se levanta con el gallo, desayuna magdalenas baja a la playa temprano con la primera marea. Le gusta tumbarse en la orilla, hace castillos de arena, las algas son los jardines las conchas son las almenas. Por la tarde, al dar las seis, sube a jugar a la plaza, al fútbol, al escondite y al corro de la patata. Cuenta historias a los niños de piratas y princesas, cuando se hace de noche les habla de las estrellas. Pronto verás a la hermana que tanto tiempo esperabas. Viene desde muy lejos, llegará por la mañana. Ella quiere estar contigo sentaditas frente al mar oliendo la brisa fresca, viendo las olas bailar. Por allí van las hermanas reír y vuelta a reír dirán las gentes del pueblo cuando las vean venir. M...

LA PEQUEÑA BURBUJITA

Érase una vez una pequeña burbujita que nació del tibio soplido de una niña y, casi sin darse cuenta, se encontró flotando en el aire. Muchas otras burbujas como ella revoloteaban alrededor, y todas reían llenas de felicidad. Algunas reían tanto, que explotaban en el aire. Otras, buscaban las manos de los niños y niñas que intentaban alcanzarlas, y se ponían tan contentas cuando conseguían tocarlas, que también estallaban. Pero a nuestra burbujita, el viento se la llevó volando antes de que pudiera siquiera empezar a jugar. Ella luchó para intentar llegar hasta alguno de los niños y niñas que saltaban a su alrededor, pero la fuerza del viento era demasiado fuerte y la llevó dando vueltas sin parar, cada vez más lejos del suelo. En pocos minutos había subido tan alto, que veía los tejados de los edificios y las copas de los árboles. Desde allí arriba, los coches parecían de juguete y las personas parecían hormiguitas. Estaba tan alta, que pronto le empezó a rodear una es...

LA PRINCESA INMA

No pares de bailar - le dijo la princesa mientras sonreía con dulzura. La música no dejaba de sonar desde hacía varias horas y las fuerzas empezaban a abandonarle. La oscura sala en la que se encontraban les era totalmente desconocida. Tampoco recordaban cómo habían llegado hasta allí. Ni siquiera se habían visto hasta que una melodía familiar les despertó de un sueño que no sabían cómo, cuándo ni dónde había empezado. ¿Cuánto crees que durará esto? - preguntó él, intentando seguir los pasos que la princesa ejecutaba con gracia al ritmo de la música. Ni siquiera sé por qué estamos bailando - Protestó él. - Deberíamos estar buscando una salida. Ésta es la única salida. Ya te lo he dicho . Lo sé. Pero parece que no está funcionando, ¿no?. Ella sintió una punzada de decepción en el pecho. Confiaba en que él tendría suficiente coraje, pero ahora daba la impresión de que no iba a cumplir sus expectativas. Aguanta un poco más...

LA MARIPOSA QUE SE CONVIRTIÓ EN ESTRELLA

Érase una vez un pequeño niño de pelo rubio al que sus padres habían puesto de nombre Diego. Una cálida mañana del mes de junio, al despertar, Diego encontró algo extraño colgando de la persiana de su habitación. Como no sabía lo que era, se levantó de la cama para observarlo y, andando de puntillas para evitar espantarlo, llegó hasta la ventana. Permaneció unos minutos observando aquel extraño objeto, inclinando su cabeza de lado a lado por ver si desde algún ángulo lograba adivinar de qué se trataba. Pero no había manera. Todo lo que parecía era una hoja seca y retorcida que había acabado enganchada a su persiana por la fuerza del viento. En eso estaba pensando Diego cuando oyó la voz de su madre detrás de él. Se giró y vio que mamá y papá estaban observándole con esa sonrisa que tanto le gustaba. ¡Mamá, papá, mirad lo que he descubierto! - exclamó Diego con emoción mientras les cogía de la mano y tiraba de ambos hacia la ventana. ¿Sabé...